Las Ladybirds, la banda más irreverente de la historia del rock

Descaro, insolencia, desacato, impertinencia... la provocación siempre estuvo a la orden del día en el ideario del mundillo del rock. Cuando pensamos en esto se nos viene a la mente nombres míticos como los Sex Pistols, los primeros en soltar una palabrota en una entrevista en los estudios de la BBC allá por los años setenta. O, más atrás en el tiempo, los escandalosos movimientos de pelvis de Elvis, del rey del rock.
Pero ninguna banda, ni de lejos, llegó a las cuotas de descaro de un grupo de cinco chicas de Nueva Jersey llamadas The Ladybirds, una banda injustamente olvidada, y que queremos reivindicar aquí por todo lo alto como la banda más irreverente de la historia del rock.
Las Ladybirds se formaron en la costa este de los Estados Unidos en el año 1966, en una época en la que la actitud más transgresora para una banda de rock era que los chicos llevaran el flequillo unos centímetros más largo de lo considerado respetable. Pues bien, por entonces, nuestras cinco chicas —Robin Sherwood (voz y guitarra), Barbara Branch (guitarra), Lisa Lynn (bajo), Deborah Dayan (órgano), Rosita Quintana (batería), y alternativamente Marcelle Mitchell (guitarra)— daban sus conciertos... en topless, así, con dos melones y sin despeinarse.
Las Ladybirds debutaron en clubes de Nueva Jersey, pero era tal el escándalo que decidieron ir hacia el oeste, en busca de un ambiente más receptivo a su arte. Actuaron primero en Las Vegas, en el célebre hotel Aladdin, y luego recalaron en California. Allí recorrieron todo el circuito de clubes, antros y tugurios de la noche (los night-clubs eran los únicos establecimientos que se atrevían a contar con ellas), hasta conseguir un contrato permanente para tocar tres veces por noche en el Tipsy Club, un cabaret de San Francisco.
Hay que decir que las chicas, en sus comienzos, no sabían tocar, así que hacían la mímica con los instrumentos sobre una pista pregrabada. Pero con el tiempo aprendieron, y ya en su etapa californiana tocaban y cantaban todo su repertorio. Repertorio que tampoco era original, sino una selección de festivos covers de garage-rock del momento. Nada de esto, por descontado, lo mencionamos como un demérito de las Fav Fives, que causaban sensación allí donde se presentaban.
Existe una única filmación conocida de una de sus actuaciones: una escena de la película documental "El loco, loco mundo de Jayne Mansfield", de 1968, rodada en un antro de las afueras de Hollywood llamado Blue Bunny Club. Si es de todos conocido ese fenómeno llamado beatlemanía (ya sabes: chicas aullando y tirándose de los pelos durante las actuaciones de los de Liverpool), lo que podríamos llamar la ladybirdmanía no se quedaba atrás. En esa escena del documental vemos al público (masculino) babear, poner los ojos en blanco y hacer movimientos espasmódicos como si estuvieran al borde de una apoplejía, mientras las chicas sacuden alegremente sus pechos y tocan sus instrumentos. En este punto podemos decir que Los Escarabajos (los Beatles) y las Mariquitas (las Ladybirds) compartían el mismo poder de fascinación.
El vestuario de guerra de las Ladybirds era también icónico: unos diminutos vestiditos ajustados color plata abajo, y nada de nada arriba. Y allí residía la potencia transgresora de sus actuaciones: las protestas por su presencia "indecente, pecaminosa y obscena" nunca amainaron, como tampoco la afluencia cada vez mayor de público masculino. Recordemos que, muchos años después, la exhibición de un pecho (¡uno solo!) durante su actuación en la Superbowl (¡en 2004!), casi acaba con la carrera de Janet Jackson...
Aquello pasó a la historia como "la controversia del pecho" de Janet Jackson, y dejó patente el misterioso poder de desacato revolucionario de una teta al aire: desde las apariciones de protesta-guerrilla de las ucranianas Femen, hasta el movimiento neoyorquino de liberación Free de Nipple, queda claro que los pechos femeninos son un arma de insurrección masiva, incluso en el siglo XXI.
En fin, la carrera de nuestras admiradas Ladybirds acabó en 1970, después de tres intensos años, y en medio de un incomprensible olvido. Sin embargo, a partir de ellas hubo luego una oleada de bandas femeninas con las tetas al aire, en Estados Unidos, en Canadá y en el norte de Europa, que consiguió sobrevivir unos cuantos años más, y preservar el legado. Por ejemplo, las Bare Ones, las Sweethearts, las Eight of a Kind, las Naughty Ladies, o las Hummingbirds (las colibríes) una banda formada para reemplazar en el Tipsy Club a las Ladybirds, cuando estas salían de gira.
Existieron además varias formaciones con el nombre de "Ladybirds", algunas incluso que tocaban con ropa: es el caso de un trío británico que actuaban con ese nombre en el popular Show de Benny Hill. Pero las más destacadas fueron una banda de Copenhague de cuatro chicas en topless, formada en 1968, y sin relación con sus homólogas americanas. Las Ladybirds danesas giraron por varios países nórdicos y llegaron a ser teloneras de los Yardbirds, banda que luego se transformaría en Led Zeppelin. Se podría pensar que en la muy liberal Europa del norte de fines de los sesenta estas Ladybirds danesas no causarían el mismo escándalo que las americanas, pero no. Allí donde actuaban, generaban el mismo "clima disruptivo", por decirlo finamente, y levantaban las inevitables protestas de alguna autoridad religiosa...
La guitarrista de las Hummingbirds decía, en una entrevista, a finales de los sesenta: "Lo del topless es, por ahora, un truco maravilloso; pero, ¿qué va a ser de nosotras cuando todas podamos ir por la calle con los pechos desnudos?". Desde 2025, solo le podemos desear que Dios le haya conservado la inocencia.
.