Supervillanos en el recuerdo: ¡Estrella de Mar Hitler!

Ahora que el nazismo es tendencia, tal vez sea el momento de rescatar de la memoria a un supervillano casi tan absurdo como Elon Musk. Nos referimos a... ¡Starfish Hitler!
Tan carismático personaje hace su rutilante aparición en la serie de televisión japonesa Kamen Rider X ("Motorista Enmascarado X") de 1974, serie que formaba parte del popular Tokusatsu, un género de ficción japonesa que usaba abundantes efectos especiales para ilustrar sus fantásticas historias.
Concretamente, la serie Kamen Rider X, de una sola temporada, formó parte de la extensísima saga con diferentes "Kamen Rider", motoristas enmascarados que luchan en el bando del Bien, para defender a Tokio y a toda la humanidad de las sucesivas oleadas de supermalvados que nos visitan.
Nuestro Kamen Rider X es Keisuke, un humano transformado en una especie de cyborg motorizado y con un casco-máscara como de grillo o saltamontes (claramente hubiera sido mejor una máscara de águila, tigre o pantera, pero a los japoneses les gustan los grillos). El joven fue modificado por su padre científico, con el fin de luchar contra las maquinaciones malignas de la malvada organización G.O.D. (Gobierno en la Oscuridad, en sus siglas en inglés), que lo que pretende es, como se puede adivinar, dominar el mundo a cualquier precio.
G.O.D. intenta hacerse con los planos de un invento potencialmente peligroso, y para ello crea un grupo de villanos, que en cada episodio, y de a uno por vez, van llegando a Tokio para enfrentarse a Keisuke.
Starfish Hitler, nuestro supervillano de hoy, aparece concretamente en el episodio número 26 de la serie, que lleva por título "El dictador del inframundo, ¡Estrella de Mar Hitler!".
En dicho episodio, Kamen Rider X, nuestro héroe con máscara de grillo, se enreda en una batalla mortal contra un impresionante antagonista que combina los poderes mortales de una estrella de mar —sean estos cuales sean— con la improbable destreza en las artes marciales del Führer del Tercer Reich, Adolf Hitler, con el que además comparte cara. Tiene también el poder de arrojar estrellas de mar eléctricas contra su oponente, y viene rodeado de un grupito de esbirros vestidos con el siniestro uniforme nazi.
¿Una estrella de mar antropomorfa con la cara del Führer? Para entender la génesis de tan extraño personaje, tenemos que tener en cuenta que el nombre en japonés de Starfish Hitler —Hitode Hittorā—, es una aliteración, un juego de palabras, que le da sentido. Bueno, un poco de sentido, al menos.
La batalla final entre ambos titanes, muy animada, entre unos acantilados al borde del mar, incluye un intercambio de patadas voladoras, espadas explosivas, estrellas de mar arrojadizas y toda suerte de piruetas, para acabar finalmente con la destrucción de nuestro villano.
O más bien, y aquí está lo interesante, con el autosacrificio del villano: porque Starfish Hitler, al igual que su colega alemán en el búnker en 1945, cuando se huele que la batalla está perdida y que vienen mal dadas, decide suicidarse: el villano demente se explota a sí mismo en medio de una vistosa humareda.
Y tal vez se dibuje aquí un esperanzador patrón en la conducta de todos los supervillanos nazis. Un patrón que, de seguir la tendencia, nos libraría en un futuro no muy lejano de los Trumps, Musks, Putines, Netanyahus, Mileis, y demás jinetes del apocalipsis del siglo XXI que nos están guiando alegremente hasta la boca sonriente del infierno.
Porque si todos nuestros líderes dementes sintieran en algún momento la tentación de ir al búnker más próximo a autoinfligirse en tiempo y forma un buen corchazo en la almendra, habríamos dado con la manera más expeditiva de mejorar el mundo.
Por soñar, que no falte. No perdamos la esperanza que, según dicen, es lo último que se pierde...
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