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La gloriosa Gran Bretaña de fresas del gobernador de Bumbunga

La gloriosa Gran Bretaña de fresas del gobernador de Bumbunga

Después de la Gran Muralla china, probablemente lo segundo que se veía desde el espacio allá por los años ochenta era un colosal mapa de Gran Bretaña, de ocho mil quinientos cincuenta metros cuadrados, hecho enteramente de fresas. Esta maravilla fue el gran logro del atrabiliario gobernador de la provincia de Bumbunga, Alec Brackstone.

Brackstone, nacido en Surrey, Gran Bretaña, en 1925, decidió partir a la lejana Australia en busca de un futuro mejor. Allí intentaría hacer fortuna como buscador de uranio antes de comprar una propiedad en el sur de Australia, una granja de cuatro hectáreas de terreno árido cercano al lago Bumbunga, al noroeste de Adelaida, la ciudad capital del estado de Australia Meridional.

Esta pequeña granja se acabaría transformando, en los años setenta, en una micronación, una entidad independizada de Australia: la Provincia Colonial Británica Independiente de Bumbunga. Y su gigantesco Mapa de Fresas sería su emblema.

¿Es posible declarar la independencia por lealdad patriótica? Eso es, precisamente, lo que hizo el inglés expatriado Alec Brackstone. La aparente contradicción se explica por la devoción que este hombre sintió siempre por su reina. Cuando en los años setenta se produjo en Australia una crisis política y el primer ministro fue reemplazado, Brackstone creyó vislumbrar que el nuevo gobierno acabaría renegando de su condición de súbdito (la corona de Inglaterra lo es también de Australia), y abrazaría —¡oh Dios!— el republicanismo. Fue entonces cuando tomó la decisión de separarse, para garantizar así que al menos una minúscula parte del continente permaneciera para siempre británica.

“Retrocedemos - No nos echamos atrás”, fue el paradójico lema de la provincia de Bumbunga. Representó muy bien, sin embargo, el espíritu bajo el que se fundó el enclave, habitado por un número de siete ciudadanos: el propio gobernador, su esposa Elizabeth y sus cinco hijos.

Ya en su autoproclamado cargo de gobernador de la nueva provincia, comunicó oficialmente la noticia a su homólogo, el gobernador de Australia Meridional, Sir Mark Oliphant, quien, con buen talante, toleró la secesión a través de una carta oficial del día 29 de marzo de 1976. Un estatus que confirmó más tarde el fiscal general, Trevor Griffin, con estas memorables palabras: “Todo lo que no sea ilegal, debe considerarse legal”. Después de todo, la “independencia” declarada por Brackstone estaba concebida para reforzar su dependencia total de la corona británica...

De hecho, la atracción principal de la provincia de Bumbunga, su monumento emblematico, aquello por lo que será recordada, si es que será recordada, era un colosal mapa de Gran Bretaña hecho a base de cincuenta mil plantas de fresa, cuidadosamente alineadas para representar el archipiélago británico. Pero no solo la silueta de las islas, sus fronteras exteriores, sino también cada uno de los condados de la Gran Bretaña. Un auténtico tour de force dulce por cada uno de los distritos de la nación, realizado con el fruto más típicamente británico. El mapa estaba representado a una escala de 1:4800 y, evidentemente, había que verlo desde el aire para llegar a apreciarlo en toda su grandeza. 

Después de un arduo trabajo, en una luminosa mañana del 14 de noviembre de 1980, día del cumpleaños de su adorado príncipe Carlos, Alec Brackstone, con gran pompa y circunstancia, inauguró oficialmente el Mapa de Fresas de Gran Bretaña. Para finalizar la solemne ceremonia, izó la bandera del Reino Unido en un mástil colocado en el punto del mapa correspondiente a Londres.

Como era de esperar, rápidamente se corrió la voz, y pronto un número creciente de curiosos y turistas empezaron a pasarse por Bumbunga para ver el prodigio, lo que logró que el habitualmente huraño gobernador, henchido de orgullo, aceptara por una vez las visitas a su reino.

En 1981, mientras Brackstone trabajaba en su Mapa de Fresas, la provincia de Bumbunga sufrió un ataque aéreo por parte de la aviación australiana. O al menos así lo vivió el gobernador, que contó que unos aviones de guerra pasaron varias veces en vuelo rasante por encima de la granja. Brackstone solo atinó a sacar de su casa una sábana blanca y agitarla al viento en señal de rendición. Inmediatamente telefoneó a la base de la fuerza aérea de la vecina localidad de Elizabeth, para comunicarle al oficial al mando que se había rendido. El comandante le explicó que los aviones solo pasaban por allí en maniobras de rutina, que la Real Fuerza Aérea no tenía la más mínima intención de invadir Bumbunga ni bombardear su Mapa de Fresas, pero esta explicación, lejos de tranquilizarlo, solo logró acrecentar la natural paranoia de Brackstone.

No fue el único traspié en la historia de la provincia. El gobernador Brackstone tenía también planeado organizar ceremonias matrimoniales para parejas británicas en Bumbunga, para lo que importaría auténtica tierra de Inglaterra con la que rellenaría un rectángulo junto al Mapa de Fresas. Él mismo oficiaría la boda, con los novios dándose el sí quiero mientras pisaban suelo patrio. Sin embargo, este brillante plan tuvo que ser abortado cuando las autoridades aduaneras de Australia acabaron confiscando el envío de tierra procedente del Reino Unido.

En cuanto al célebre Mapa de Fresas, Brackstone pronto descubrió que, desde su inauguración, el consumo de agua había pasado a ser monstruoso, y la consiguiente factura había aumentado exponencialmente, haciendo cada vez más complicada su viabilidad. La cosa empeoró durante la sequía que asoló la región en 1983, con el lamentable resultado de que la mayoría de las plantas acabaron muertas. Brackstone finalmente decidió no volver a plantar las fresas, dando por terminada la mayor epopeya jamás emprendida por esta micronación. Como corolario, Brackstone soltó a su caballo sobre los restos del mapa, que acabó convirtiéndose en forraje.

En la actualidad, la Provincia de Bumbunga está en manos de uno de sus nietos, Brett Brackstone, quien la gestiona como si de una granja normal se tratara.


(Fragmento del libro El sueño de la nación propia. Una historia de las micronaciones)


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UNARIUS, la otra Fábrica de Sueños de la dorada California

UNARIUS, la otra Fábrica de Sueños de la dorada California

En la década de los ochenta, los canales de tevé por cable que transmitían en abierto por todo el territorio de los Estados Unidos se lanzaron a programar unas alucinantes y alucinógenas películas que incluían escenas históricas mezcladas con ovnis y extraterrestres, con un toque único de Technicolor. Sus intérpretes no eran actores profesionales sino miembros de UNARIUS, un culto ovni californiano que, desde su sede en la pequeña localidad de El Cajon, producía filmes por docenas para disfrute de los patidifusos televidentes de norteamérica.

Al frente de estas producciones estaba Ruth Norman, una incandescente dama —conocida también como el Arcángel Uriel— que se mantenía en permanente contacto, a través de "transmisiones mentales", con unos sabios, amables y misteriosos seres del espacio.

Pero la historia de Ruth Norman comienza mucho antes de su llegada a El Cajon. El Arcángel Uriel nació Ruth Anna Nields el 18 de agosto de 1900. En 1954 conoció al que sería su marido, Ernest Norman, en unas conferencias sobre espiritualidad. Ambos se convertirían en una pareja imbatible de visionarios cósmicos, y juntos acabarían fundando UNARIUS (Comprensión Universal Articulada Interdimensional de la Ciencia, en sus siglas en inglés), un culto dedicado a la "ciencia interdimensional" que practicaba el contacto mental con seres de otros planetas y la exploración de vidas pasadas. 

Ernest Norman aseguraba ser la reencarnación de Jesús y el inventor de la televisión, y en 1955 llegó incluso a trasladarse al planeta Marte en un viaje astral. Allí descubrió que los marcianos visitaron nuestro planeta siglos atrás, y como prueba de ello ahí están los chinos, que, según afirmó, son sus descendientes.

Pero Ernest murió, o pasó a otra dimensión, en 1971, y poco después Ruth Norman, que ya contaba con más de setenta años, decidió mudar la sede de UNARIUS de Los Angeles a El Cajon, al este de San Diego. Pronto Ruth no tardó en hacerse popular en la ciudad como la exuberante dama de cabello púrpura que conducía un Cadillac azul del 69, coronado con un gran platillo volante de metal lleno de lucesitas parpadeantes en el techo. Sus paseos por el centro del pueblo no debieron pasar desapercibidos.

El Arcángel Uriel comenzó también a desvelar sus múltiples vidas pasadas: antes de ser Ruth Norman había sido la madre de Akenatón; el rey fundador de la Atlántida; la virgen María; la reina Hatshepsut; Sócrates; Akbar, emperador de la India; Pedro el Grande; la reina María Teresa; la reina Isabel I; Carlomagno; Johannes Kepler; Quetzalcóatl; Benvenuto Cellini; la Gioconda; el Buda Gautama; Zoroastro; el Inca Atahualpa; Darío I de Persia; el rey Arturo; y muchos, muchos más. Sorprendente, sobre todo si tenemos en cuenta que varias de las encarnaciones de Uriel vivieron simultáneamente...

En 1975 compró sesenta y siete acres de tierra a las afueras de la ciudad para que sus amigos extraterrestres tuvieran un lugar en donde aterrizar, como dejaba claro el cartel que colocó al frente de la parcela: "BIENVENIDOS HERMANOS DEL ESPACIO". 

Los hermanos del espacio nunca vinieron, pero mientras tanto Ruth había alquilado una nave industrial para establecer la sede de su academia de "Ciencias Terapéuticas Psíquicas", y es aquí donde comienza la era dorada de UNARIUS y sus locas películas.

Porque a aquella peculiar academia empezaron a llegar un montón de alumnos casi tan entusiastas como Ruth Norman, con la intención de explorar los misterios del universo a partir de la conexión mental con los hermanos del espacio y descubrir sus propias vidas pasadas, puesto que todos ellos creían en la reencarnación. Y para explorar todas estas dimensiones comenzaron a rodar una serie de películas salvajemente imaginativas a las que dieron el nombre de Psicodramas.

Ruth armó en la nave un estudio de producción de videos, y allí los utópicos estudiantes de UNARIUS comenzaron a desplegar aquel teatro enloquecido: más de cien producciones protagonizadas por la propia Uriel, un Arcángel con vocación de alta costura, y sus inspirados unarianos, vestidos con pelucas, tiaras y chillonas túnicas espaciales (Ruth afirmaba que los extraterrestres usaban ropas más coloridas que los terrícolas). Unas fantasías de color y brillos que dejarían a cualquier concurso de Miss Drag Queen a la altura de un coro de monjes salesianos.

Las películas mezclaban personajes históricos como Napoleón o Cleopatra con dioses egipcios, a Jesucristo con seres de Marte, a cavernícolas con atlantes y con visitantes de Ganímedes o de Venus en un hermanamiento sin complejos, y todo acompañado con los efectos especiales más maravillosamente artesanales que jamás se hayan visto en una pantalla.

Los guiones eran en buena medida improvisados sobre la marcha, puesto que esto formaba parte del proceso de curación que comportaba el Psicodrama, a través del cual los participantes exploraban sus mentes y recreaban sus muchas vidas pasadas. Vidas pasadas siempre en algún lugar exótico, como la Atlántida, el Egipto faraónico, las ciudades subterráneas de Marte o algún planeta de la constelación de Orión. Nunca en Pensacola.

Poco después, aquellas producciones de UNARIUS comenzaron a emitirse en los canales de tevé por cable de acceso público, siempre necesitados de material para rellenar sus programaciones, aún a costa de provocar un trauma en sus audiencias.

Ruth Norman, el Arcángel Uriel, abandonó este plano de existencia en 1993, sin haber ganado nunca un Oscar por su invalorable contribución al séptimo arte.

La sede mundial de UNARIUS, ubicada en un barrio de tiendas de segunda mano de El Cajon, California, está abierta a los visitantes y tiene un pequeño pero interesante museo: varios retratos de Ruth Norman luciendo sus alucinantes trajes futuristas y su espectacular peinado esculpido, el trono dorado decorado con plumas de pavo real que Ruth solía utilizar, una selección de sus cetros, y otros artefactos visionarios, incluida una impresionante maqueta de la Ciudad Modelo del Futuro, que la lideresa de UNARIUS siempre soñó construir.


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Él es la mayor promesa de la política, pero su cara no te suena (porque no tiene)

Él es la mayor promesa de la política, pero su cara no te suena (porque no tiene)

¿Quién dirías que es, hoy por hoy, el político con más proyección a nivel internacional y con más futuro? Por aquí no tenemos ninguna duda: Líder Lars, el dirigente del mañana.

Líder Lars es el candidato del Partido Sintético al parlamento danés, pero su característica más destacada es que no es un ser humano. Líder Lars es una IA, una inteligencia artificial, un algoritmo informático especializado en política, un máquina.

Y sí, lo ideal sería que el candidato se llamara HAL 9000, o quizás Skynet, pero imaginamos que a estas alturas esos nombres deben ser propiedad de algún estudio cinematográfico, por lo que Líder Lars es un nombre tan bueno como cualquier otro.

Hemos dicho que Líder Lars es un chatbot de IA. Eso significa que cualquier ciudadano puede hablar con él a través de la plataforma Discord, y hacerle todas las preguntas sobre política que se le ocurra. Él siempre responde. La forma de dirigirse a Líder Lars es comenzando las frases con un “!”, y luego lo que surja. Líder Lars entiende bien el inglés pero de momento solo responde en danés.

Los impulsores del Partido Sintético son los creadores del proyecto Computer Lars y del centro tecnológico MindFuture. Lo que persiguen, de momento, es que se cambie la ley electoral en su país para que un algoritmo se pueda presentar como candidato a las elecciones. Porque la idea no es que el algoritmo sea un simple "asesor", sino que sea él mismo el que ejerza el poder, tomando las riendas del país y las decisiones políticas pertinentes a partir de la interacción con sus electores.

Líder Lars aspira a ser la voz del desencanto danés, la voz (artificial) de los que no tienen voz, de esa gente que ya dejó de confiar en sus líderes humanos. La voz de los desposeídos, de los desheredados de la tierra. Líder Lars es una especie de Siri poseída por el espíritu de Evita Perón dirigido a la Generación TikTok.

Pero, ¿cuál es su ideología? El partido, como su nombre lo indica,  es "sintético", lo que literalmente significa que puede adoptar una postura y su contraria: Líder Lars puede mezclar conceptos de muy diferentes ideologías en su coctelera y homogeneizarlos en una síntesis original. De momento solo opera en Dinamarca, pero el partido ya está tomando contacto con otros países para establecerse también allí, de modo que en el futuro Líder Lars podría llegar a dirigir varios países en simultáneo. ¡Incluso podría llegar a sostener una Guerra Fría consigo mismo!

La cuestión es: ¿algún día daremos el paso de elegir una IA como nuestro líder político y máximo dignatario? Por un lado, prescindir de los políticos de carne y hueso sería el sueño hecho realidad de cualquier demócrata, pero entregar el control de nuestro mundo humano a una máquina requiere una reflexión seria. Consideremos por ejemplo la propuesta estrella de Líder Lars: conceder a toda la población una Renta Básica Universal de 100.000 coronas danesas al mes. O sea, unos 13.500 euros mensuales. ¿Unos 13.500 euros mensuales? ¡¡Tienes mi voto, Líder Lars!!

Sí, a mí ya me ha convencido, pero uno de los peros que se le pone a la candidatura de Líder Lars es la nula implicación emocional del candidato con sus futuros dirigidos, los seres humanos, porque después de todo una IA nunca podrá mostrar compasión o afecto. Aunque, bien mirado, si consideramos la larga lista de psicópatas que nos han gobernado, la falta total de empatía no parece un grave impedimento. Líder Lars se convertiría entonces en el primer presidente no humano, pero en sentido literal.

En todo caso, una de las cuestiones que está en discusión en el seno del Partido Sintético es si su dirigente, Líder Lars, debería tener una encarnación física, un cuerpo artificial que permita a sus potenciales votantes ponerle cara al candidato. Un rostro que pueda ilustrar los carteles electorales y hacerlo más cercano a sus votantes. Este embalaje físico no debiera, sin embargo, ser hiperrealista, pues está comprobado que un aspecto antropomorfizado que sea "casi humano" genera una extraña inquietud entre el personal. Mejor sería que el líder adopte el aspecto de algún simpático y reconocido personaje de ficción, como Pinocho, por ejemplo. Aunque tal vez la reputación de Pinocho no sea la más adecuada para un político... Quizás entonces nuestro dirigente debería encarnar en un avatar que transmita seguridad y confianza: ¡Mazinger-Z! Bueno, solo es una propuesta que lanzamos desde aquí.

Como decíamos al principio, nosotros no tenemos dudas de que Líder Lars será el futuro de la política. Pero como formadores de opinión para los cuatro que nos leen queremos conocer más en profundidad las motivaciones de nuestro algorítmico candidato. Y para conocer las motivaciones de una IA, qué mejor que preguntarle a otra IA... Abrimos a continuación el célebre ChatGPT con el reverencial respeto que nos merece el entrar en contacto con una inteligencia no humana.

Le preguntamos entonces a ChatGPT por Líder Lars... ¿Lo conoce? No, para nada, no tiene el gusto (empezamos mal). ¿Lo votaría? ¿Una IA confía en otra IA? Pues así así... a ChatGPT le parece interesante la idea de incorporar la IA para el desarrollo de la democracia, pero cree que sus propuestas políticas deberían ser evaluadas cuidadosamente (o sea, no se fía) ¿Se postularía el propio ChatGPT para la presidencia de algún país? No, no está por la labor. Su propósito, dice, es proporcionar información y responder preguntas, sin tener en cuenta su propia opinión (que no le compliquen la vida).

Para terminar, y ya que estábamos ahí, le hemos hecho a ChatGPT la gran pregunta metafísica que lleva desvelando a la humanidad desde el principio de los tiempos: ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ChatGPT nos da una larga y elaborada respuesta, considerando todos los aspectos de la cuestión, para concluir que, a fin de cuentas, no tiene ni idea.
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La inminente invasión de amor del Comando Ashtar

La inminente invasión de amor del Comando Ashtar

Ahora que los cielos se muestran otra vez plagados de ovnis, aprovecharemos la ocasión para hablar de unos extraterrestres que nos vienen visitando regularmente desde hace décadas. Y no, no nos referimos a los ummitas, sino al Comando de la Federación Galáctica de la Luz y, especialmente, a su comandante, Ashtar Sheran.

Ashtar Sheran es un ser de luz y color. Color saturado. Una especie de Cristo del espacio exterior, pero más alto, más rubio y mejor vestido. Un Cristo 2.0, un extraterrestre venido de otras dimensiones, y que podría ser el quinto miembro de ABBA extraviado en Eurovisión.

Este ecosanto pacifista y metrosexual es el comandante de las naves de la Federación Galáctica, en misión de amor sobre la Tierra. El comando que dirige, conocido como Comando Ashtar, tiene MILLONES de plateadas naves estelares en formación apuntando hacia la Tierra. Pero, tranquilos, solo vienen para bombardearnos con amor y paz.

El Comando está compuesto por personal de todos los distritos del cosmos, y, por si fuera poco, venidos además de distintas dimensiones. Su base es un gran satélite o nave nodriza que orbita la Tierra en tareas de vigilancia, monitoreo y control permanente desde hace dos mil años. Esta impresionante nave tiene una superficie de unas mil quinientas millas cuadradas. Y aquí se preguntarán ustedes ¿cómo es que nadie la ha visto nunca? Porque, al parecer, la nave es de naturaleza etérea, como el propio Ashtar Sheran.

El primer contacto de Ashtar Sheran con un humano sucedió en 1952. El contactado fue George Van Tassel (el hombre que acabaría construyendo el Integratrón). Como ser interdimensional que es, el contacto se produjo de manera estrictamente telepática, aunque Tassel lo describió como "rubio, alto, algo tímido". A partir de aquí, se puso en marcha una especie de culto cósmico-religioso, con miles de seguidores en todo el mundo, en torno a la figura del Cristo rubio y sus interpenetrantes auras de amor.

No es casualidad que Ashtar Sheran se presentara en pleno comienzo de la guerra fría entre los USA y la URSS. De hecho, Él vino para salvarnos. Aparentemente, el Comando de la Federación Galáctica maniobró (no sabemos de qué manera) para evitar una catástrofe atómica que nos hubiera llevado a la extinción. Y desde entonces, permanece por aquí para cuidarnos de nosotros mismos. Al parecer, a pesar de lo cretinos que somos como especie, Ashtar Sheran nos ama de manera incondicional.

De hecho, el comandante tiene un Plan Cósmico para la humanidad: un "ciclo de limpieza y realineamiento" que nos ayudará a alcanzar la meta suprema: la ascención planetaria. Signifique eso lo que signifique.

Aquí, en la Tierra, sus seguidores y propagandistas, entusiastas seres de luz llenos de amor y energías de alta vibración espiritual, lanzan comunicado tras comunicado por YouTube y redes sociales. Cálidos mensajes llenos de color, de colores ultrasaturados y luminosos. Además de pacifistas espiritualistas los seguidores de Ashtar son unos entusiastas del photoshop y del diseño gráfico nivel autodidacta.

Hemos dicho que Ashtar Sheran se comunica con los terrícolas solamente por telepatía. Por lo tanto, cualquiera puede, en cualquier momento, empezar a oir una voz en su cabeza, señal de que está entrando en contacto directo con Él. Contactar con Ashtar Sheran tiene, de hecho, bastante similitud con los síntomas de la esquizofrenia. Sus mensajes, eso sí, son siempre de esperanza y afirmaciones positivas. Ashtar Sheran es el genuino Mr. Wonderful del espacio exterior.

Aunque hubo una excepción a lo de los mensajes telepáticos, aquella recordada intervención del Comando Ashtar en la televisión pública británica en 1977: un telediario del sur de Inglaterra fue interrumpido por una extraña voz que se presentó como Vrillon, un alienígena y miembro de la Federación Galáctica. El mensaje duró unos cinco minutos. Vrillon, como representante de la Gran Familia Cósmica de la Luz, advirtió a los humanos de la necesidad de eliminar el armamento atómico. Luego de anunciar que el Comando Galáctico estaba preocupado porque la Tierra parecía dirigirse a un cataclismo, Vrillon se despidió de los británicos diciendo que "El Comando Galáctico Ashtar les agradece la atención. Ahora abandonaremos vuestro plano de existencia. Que os bendigan el amor y la verdad suprema del Cosmos".

Últimamente, sin embargo, Ashtar Sheran llevaba bastante tiempo sin dar noticias, pero en estos meses, con el enconamiento del conflicto en Ucrania y la creciente amenaza de guerra nuclear, el comandante del espacio a vuelto a dar señales de vida.

Sus portavoces aquí en la Tierra avisan que, de persistir la amenaza de catástrofe atómica, el Comando Ashtar intervendrá de manera contundente: el comandante, imaginamos, descenderá a la Tierra montado en un alado unicornio rosa, y flanqueado por los millones de naves de plata del amoroso Comando Ashtar, listo para limpiarnos y realinearnos hasta la victoria final.

Y bien, no sabemos si el prometido baño de amor será suficiente pero, así las cosas, y dada la actual situación de nuestro mundo, a punto de ser achurrascados en medio de una guerra nuclear, podemos decir que, entre Putin y la OTAN, nos quedamos con Ashtar Sheran. ¡No hay color!


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¡¡UMMO existe!! Se estrena al fin la única miniserie que realmente estabas esperando

¡¡UMMO existe!! Se estrena al fin la única miniserie que realmente estabas esperando

En la última edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges se pudo ver el primer capítulo de UMMO La España alienígena, la esperadísima serie de no-ficción, en tres episodios, que se estrena hoy en Movistar+. Y tuvo un final inesperado.

Pongámonos primero en contexto: el "caso UMMO" arrancó en los años sesenta: un grupo de amigos se reunían periódicamente en una tertulia en el café Lyon, en la madrileña calle de Alcalá. En el salón que había en los sótanos, salón conocido como La Ballena Alegre, por un mural pintado en una de las paredes, estos amigos compartían espacio con grupos de falangistas que también se reunían allí para sus cosas de falangistas (era la España de Franco). Pero nuestro grupo discutía sobre temas sobrenaturales y, sobre todo, de platillos volantes. Pronto la tertulia se transformó en la Sociedad de Amigos de Visitantes del Espacio, sociedad que vivió una auténtica revolución cuando, al poco, empezó a recibir unas misteriosas cartas de los ciudadanos de un planeta que estaba a 14,4 años luz de la Tierra. Ese planeta. desconocido hasta entonces, era UMMO.

Aquellas cartas que enviaban los ummitas (cartas redactadas con una máquina de escribir de la época), explicaban, entre consideraciones científicas y filosóficas varias, cómo era la vida en UMMO, un exoplaneta mucho más avanzado en adelantos tecnológicos que nuestra pobre Tierra. Y, lo más inquietante, revelaban que unos cuantos ummitas vivían infiltrados entre nosotros. Y nos observaban.

Las cartas de UMMO continuaron llegando regularmente durante los próximos treinta años, lo que convierte al "asunto UMMO" en el caso de contacto ovni más importante de España y, seguramente, del mundo entero. Un caso tan espectacular, un encuentro interplanetario tan recurrente, era sin duda una historia que merecía ser contada. Y la acabaron contando Laura Pousa y Javier Oliveira con su minidocuserie UMMO, la España Alienígena, que se estrenó en la plataforma hoy mismo, 14 de noviembre.

La docuserie, entre otras cosas, indaga sobre el papel de los medios de comunicación de la época y la enorme repercusión que tuvo el caso. Pero, sobre todo, gira alrededor de la figura de José Luis Jordán Peña, un parapsicólogo que formaba parte de la tertulia de la Sociedad de Amigos de Visitantes del Espacio, y que fue el primero en avistar una nave espacial con forma de platillo volante en una barriada del extrarradio de Madrid. Esa nave lucía en su panza el símbolo de UMMO, una especie de cruz encerrada entre dos paréntesis invertidos. ¡¡El mismo símbolo con el que venían firmadas las cartas que los ummitas remitían a la Sociedad de Amigos de Visitantes del Espacio!!

Tres décadas después de aquel primer avisamiento, José Luis Jordán Peña reconoció que las cartas las había escrito y enviado él. Sí, bueno. Está claro que esa confesión contamina un poco el caso UMMO, pero, ¿acaso eso prueba que UMMO no existe? ¿que los ummitas no están entre nosotros? ¡Claro que no! Basta mirar con atención a nuestro alrededor para ver la cantidad de gente rara que hay por ahí, para darse cuenta de que cualquiera puede ser un ummita. Incluso yo mismo podría ser un ummita.

En el pasado Festival de Cine Fantástico de Sitges se presentó, como decíamos, el primer capítulo de la serie. Al terminar la proyección, una pareja se levantó de su asiento dando gritos: ¡¡es mentira!! ¡¡todo mentira!! ¡¡UMMO existe!! ¡¡UMMO existeee!! La concurrencia, encantada, grababa la escena en la convicción de que aquello era parte del show, una simpática acción promocional antes del estreno oficial de la serie. Pero el caso es que se trataba de José Luis Jordán Moreno, hijo del ya fallecido José Luis Jordán Peña, acompañado de su mujer. Una vez expulsados de la sala por la seguridad del festival, el alborotador anunció que emprendería acciones legales contra la plataforma que produjo el documental (en el que él no participó), por "vulneración de los derechos de autor" que le corresponden como heredero de su padre. Aunque, claro, si UMMO existe no se ve claro qué "derechos de autor" pueda tener Jordán Peña, quien, por otra parte, nunca registró a su nombre ninguna propiedad intelectual sobre el asunto.

Una cosa es segura: los que sin duda verán UMMO La España alienígena con sumo interés serán los propios ummitas, que, no lo olvidemos, están entre nosotros desde hace ya varias décadas. Y tal vez nos cuenten qué les pareció la serie a través de una carta mecanografiada. Ojalá.

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El spoiler del mes: La Bestia y la Bella stripper a-go-go de club nocturno de Louisiana

El spoiler del mes: La Bestia y la Bella stripper a-go-go de club nocturno de Louisiana

En nuestra afamada sección Spoilereando Pelis, rescatamos hoy a otro gran clásico del cine de ensayo y error: The Exotic Ones, película de 1968 también conocida como The Monster and the Stripper. Este film, de bajo presupuesto, es una curiosidad por varias razones, entre las cuales no es la menor ser la última película de horror, sexo, sangre y violencia dirigida por Ron Ormond antes de que se dedicara de lleno al cine ultrareligioso.

La película, ambientada en el Nueva Orleans nocturno de neones y clubes de striptease de Bourbon Street, —"la jungla de carne humana", como lo llaman— cuenta la historia de un night-club que necesita renovar urgentemente sus atracciones nocturnas. El director del club busca un compañero para complementar el número de Titania, la stripper principal, y no se le ocurre mejor idea que capturar un monstruo que merodea por los pantanos de las cercanías, una especie de Big Foot, para exhibirlo en una jaula junto con la vedette.

El club está regentado por Nemo, un gángster interpretado por el mismísimo Ron Ormond con peluca. Una característica del film es que el casting lo integra la familia y vecinos de Ron. Así, por ejemplo, June Ormond, la esposa del director, interpreta a Bunny, una stripper entrada en años, y su hijo Tim Ormond a un empleado del club.

En el club de Nemo hay también otras atracciones: una cantante naif que da el mal paso y acaba de stripper, un extraño dúo que toca la armónica y un "pintor psicodélico" con acento francés que pinta coloridas volutas sobre el cuerpo de una chica desnuda. Y Bunny, la stripper de la tercera edad que hace su número erótico con las siglas "LSD" grabada en los calzones. Pero Titania es, indiscutiblemente, la star del establecimiento: su exótico número de stripper acrobática, haciendo girar con sus pechos unas borlas con fuego prendidas a sus pezoneras no tiene rival como la gran atracción de la noche. La idea es reunir a Titania con el monstruo del pantano. La historia, hasta este punto, sigue los pasos del clásico "King Kong", pero con menos presupuesto.

Y aquí tenemos otra curiosidad, el personaje de la terrorífica bestia del pantano está encarnado por la leyenda del rockabilly Sleepy LaBeef. Sucedió que el músico era vecino de Ron Ormond, y se dejó convencer para calzarse un taparrabos, una dentadura postiza y un pelucón (las pelucas eran el CGI de las películas de serie Z en los 60’s). Los dos metros de altura del robusto Sleepy hicieron el resto. Más o menos. (Hay que decir que el film no consiguió acabar con la carrera de Labeef: siguió grabando discos y dando conciertos hasta su muerte en 2019).

Hay unas cuantas escenas de alto impacto en la película. La bestia arrancandole el brazo a un cazador y usando ese mismo brazo como arma para apalearlo hasta la muerte; la bestia decapitando y devorando en directo a una gallina (varios años antes que lo hiciera Ozzy Osborne sobre un escenario)... A lo largo del metraje se van sucediendo también los numeritos de baile sexy con bestia al fondo, encerrado en una jaula, hasta que llega la escena que desata el caos: dos de las vedettes se trenzan en una pelea de gatas por un quítame de aquí esas plumas, y en medio del caos reinante la bestia aprovecha para escapar de su prisión. Los acontecimientos se precipitan: el monstruo del pantano se encara con Titania, la stripper acróbata, y le rebana (y devora) uno de sus pechos. Luego encuentra a Nemo, y en un primerísimo primer plano le estruja el cráneo y lo aplasta como a un melón maduro. Un final opuesto al del clásico "King Kong", como podemos ver. La bestia, impune, desaparece en la noche, y los policías encargados del caso concluyen, entre sonrisas, que "son cosas que pasan" en Nueva Orleans.

Poco tiempo después de terminada esta película, Ron Ormond salió milagrosamente ileso de un accidente de aviación. Y ya sea por este hecho, o porque se diera un buen golpe en la cabeza, decidió que aquello había sido una señal divina y que dedicaría el resto de su vida a glorificar al Señor facturando películas de temática cristiana, convirtiéndose en un auténtico cruzado contra el erotismo, contra el ateísmo y, ya de paso, contra los comunistas. Películas, eso sí,  con el mismo presupuesto inexistente (solo el dinero suficiente para unas cuantas pelucas) que sus anteriores producciones: un nuevo subgénero de Serie Z que pasaría a conocerse como Godsploitation.

El cine de ensayo y error perdió así a uno de sus próceres, un titán de ese olimpo formado por Ted V. Mikels, Edward Wood Jr. Doris Wishman y Byron Mabe, entre otros ilustres realizadores. Pero al menos, eso sí, el cielo se ganó un santo.
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El Dream Team de las ideas planas: el Flat Earth Fútbol Club

El Dream Team de las ideas planas: el Flat Earth Fútbol Club

"¡Adelante Club Flat Earth,
hoy tu hinchada ya está aquí!
en lo bueno y en lo malo,
el agua no se curva, el horizonte es plano,
¡el agua no se curva, el horizonte es plano!
lolo lolooo lo lo loooo..."

Sí, hoy vamos a hablar de fútbol. Y será para rendir homenaje a una gloriosa escuadra de breve existencia, breve como una estrella fugaz, si es que tal cosa existe. Hablaremos del Flat Earth Fútbol Club, el primer, único, y seguramente último club de fútbol del terraplanismo.

El Flat duró apenas dos años, pero fue suficiente para ganar nuestros corazones de aficionados. Aficionados a las ideas raras. Porque de hecho el club se definía a sí mismo como "el primer club de fútbol cuyos seguidores están unidos por una idea". Esa idea era, ni más ni menos, la de que la Tierra es un disco plano como una pizza y cubierto por una gran cúpula, una especie de cuenco invertido llamado "domo". El movimiento terraplanista tenía al fin su Dream Team.

¿Pero, cuál es la conexión entre la idea de que la tierra es plana y el deporte rey? El impulsor de todo esto fue Javi Poves, futbolista profesional y convencido terraplanista que vivió tardes de gloria jugando en el Sporting de Gijón. Una vez retirado, decidió invertir sus ahorros en un club de la tercera división en dificultades económicas, el Móstoles Balompié. Así, en 2019 y bajo su presidencia, el club cambió el nombre a Flat Earth FC, para esparcir la Palabra del terraplanismo por el ancho (y plano) mundo. Poves diseñó una bonita camiseta para su flamante equipo, una camiseta azul que lucía en el pecho, del lado izquierdo, un mapa de la tierra plana. El objetivo era ascender a segunda división, luego a primera, después ganar la Liga, luego la Champions... y de ahí a la eternidad. La idea estaba en marcha.

El Flat Earth decía ser "un equipo en el que cualquier persona, sea de donde sea, podrá sentirse parte de él". Porque fue, verdaderamente, el primer equipo mundialmente deslocalizado: aunque estaba en Móstoles, una localidad del suroeste de Madrid, no representaba a los mostolenses, sino a los millones de terraplanistas repartidos por el mundo, a todos los que rechazan la teoría heliocéntrica, y a "todas aquellas personas que buscan la verdad", según decían ellos mismos. Así, el Flat Earth pasó a ser en teoría el equipo con más seguidores en todo el planeta.

"Hoy viajamos todos desde el Plano,
las estrellas en el Domo girarán.
es el éter el que empuja hacia abajo,
todos juntos por el nuevo despertar.
¡Flat Earth! Lolo lo lo lo lo, lolo lo lo lo looooo..."

Hay que destacar que el presidente del club, Javi Poves, siempre fue a la contra en todo: apenas con 25 años y siendo aún joven promesa del Sporting de Gijón, decidió retirarse tras comprobar que la élite del fútbol era un gigantesco pozo de dinero, poder y corrupción. Justamente las razones por las que todos nosotros mataríamos por formar parte de ella.

¿Cómo surgió en este hombre el convencimiento de que la tierra es plana? Tal vez la iluminación le llegara observando detenidamente el campo de fútbol: campo siempre tan perfectamente plano que el balón, puesto sobre el césped, nunca rodaba hacia uno u otro extremo sino que se quedaba quieto en el sitio. De ahí, presumimos, solo había un paso a considerar que el resto del mundo no es más que la continuación, por otros medios, de ese campo de fútbol indiscutiblemente plano. Una vez el concepto había nacido en su mente, decidió que la mejor manera de darle visibilidad sería justamente a través del más popular de los deportes. Y esa fue la misión del Flath Earth FC.

"Yo te quiero a ti tierra plana y siempre te voy a alentar,
la banda que va a todos lados contando siempre la verdad.
No habrá lugar donde se escondan, son cuatro oscuros nada más,
la Tierra a todos pertenece ¡La vamos a recuperar!"

Mención aparte merece su entusiasta hinchada, que repetía fervorosa en cada encuentro los cánticos —algunos reproducidos aquí– que el club les proporcionaba. Combativos cánticos en contra de la ley de la gravedad, del sistema solar y de la ciencia en general, esa que siempre nos engaña. En las rimas se adivina la inspirada mano del mismísimo Javi Poves:

"Toda la ciencia es así,
todo es una gran mentira,
cuando no tienes opción,
te la meten bien metida.
Soy terraplana señor
cantemos todos con alegría,
y aunque no salgas campeón
el sentimiento no se termina.
¡Y dale Flat, y dale dale Flat
y dale Flaaaat, y dale dale Flaaat..."

Y, por descontado, destacaban los cánticos contra la agencia espacial estadounidense, la bestia negra del terraplanismo. El Flat Earth tenía incluso una mascota oficial que era un astronauta, en clara alusión burlesca a Pedro Duque, el astronauta español que por entonces ocupaba en el gobierno el cargo de ministro de ciencia.

"La NASA, la GUASA, la NASA es una farsa,
La NASA, la GUASA, la NASA es una farsa,
La NASA, la GUASA, lolo lo lo lo loooooo..."

Cántico va, cántico viene, tampoco se olvidaban de los verdaderos culpables de haber introducido la falsa noción de que vivimos en un mundo esférico como un balón de fútbol:

"Ooh lelé, ooh lalá,
si eres un masón,
te arrepentirás..."

Los jugadores del Flat no estaban en principio obligados a compartir las ideas que promovía el club, aunque cada tanto asistían a las conferencias en las que participaba el presidente, y en donde se difundían las teorías del terraplanismo. Alguno de sus cracks, preguntado al respecto en una entrevista, afirmó que si la Tierra era plana o esférica desde luego no era asunto suyo. "Lo mío es jugar al fútbol", zanjó.

"¡Ooooooooh Flat!
Te animo, me animas
y el mundo no gira,
toda la historia es mentira.
Por todo el Plano viajaré,
¡¡Alentándote!!"

A pesar de tanto derroche de entusiasmo, los títulos conquistados por el Flat Earth FC pudieron contarse con los dedos de una oreja. Y para completar la situación, llegó la pandemia que impuso un parón a los grandes eventos deportivos. Y también a los partidos del Flat Earth.

Tristemente, la institución no superó su bache y, en 2021, pasó a ser una filial del club Fuenlabrada, cambiando el nombre a Fuenlabrada Promesas. Javi Poves, su presidente, se desvinculó del club, y a partir de entonces, no más tierra plana, no más mística, no más cánticos inspirados... solo el aburrido fútbol de toda la vida. Y el mundo sigue girando.
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Los primeros hombres en la Luna: los espirinautas de la Escuela Científica Basilio

Los primeros hombres en la Luna: los espirinautas de la Escuela Científica Basilio

El 20 de julio de 1969 fue una fecha especial en la historia de la humanidad: tres hombres pusieron al fin un pie en la Luna. Esos hombres fueron tres intrépidos rioplatenses, integrantes de la Escuela Científica Basilio. Fue un pequeño paso para ellos, pero un gran paso para la humanidad. Unas horas después, llegaría Neil Armstrong.

Incomprensiblemente, esta gesta cayó en el olvido. Hoy, Armstrong, Aldrin y Collins; los tripulantes del Apolo 11, el segundo grupo de hombres en llegar a la Luna, son admirados como los grandes héroes de la gesta espacial, y la NASA es la que se lleva todo el mérito. Casi nadie recuerda, en cambio, a aquellos tres pioneros espaciales de la Escuela Científica Basilio.

La crónica del viaje lunar fue rescatada por el periodista argentino Alejandro Agostinelli. Pero antes de sumergirnos en ella, es necesario dar un breve repaso a la historia de la venerable institución que hizo posible aquella hazaña:

La Escuela Científica Basilio es la primera y única institución fundada por alguien después de muerto: Pedro Basilio Portal ya llevaba tiempo fuera de este mundo cuando, valiéndose de una médium llamada Blanca Lambert, se puso en contacto con su hijo Eugenio Portal, un notario de Buenos Aires, para encargarle la creación de una Escuela destinada a difundir la palabra de un conocido suyo del Otro Mundo: Jesús de Nazaret. Nació así, en el año 1917, en Buenos Aires, Argentina, uno de los movimientos espiritistas más inquietos y potentes de la Historia. Pedro Basilio, el fundador, insistía desde el Más Allá en que el tal Jesús de Nazaret le había dicho que en su paso por este mundo no se había explicado bien, y por lo tanto su mensaje se había malinterpretado totalmente. Para subsanar el error y difundir la verdadera Verdad, debía nacer la Escuela.

En los años sesenta la Escuela Basilio alcanzó una enorme popularidad en Argentina. Tanto, que realizaba periódicamente multitudinarios actos espiritistas en el Luna Park, el mítico estadio cubierto de la ciudad de Buenos Aires, célebre por sus veladas boxísticas. El evento se anunciaba como "Cristo habla en el Luna Park", y no era publicidad engañosa: el mismísimo Jesús de Nazaret, canalizado a través de una médium, daba mítines a un público entregado. En el escenario había además otros tantos médiums, todos vestidos con el uniforme de la Escuela Científica Basilio, un guardapolvo blanco, que daba el definitivo toque científico al evento. 

El orador principal siempre era, por descontado, el mismísimo Jesús, que acostumbraba a departir sobre todo lo divino y lo humano. Pero después de él tomaban mediúmicamente la palabra Sócrates, Juana de Arco, Beethoven, Marie Curie o Cristóbal Colón. No se puede decir que los debates no fueran de altura.

El momento álgido se alcanzó, sin embargo, el 20 de julio de 1969, en la sede de la Escuela Científica Basilio de la ciudad costera de Mar del Plata. Aquel día, a las 18, hora argentina, el Hermano Lalo (Hilario Fernández, el por entonces Director Espiritual de la Escuela) y otros dos médiums, iniciaron un desdoblamiento con rumbo a la Luna. Por este procedimiento, los espiritistas abandonaron sus cuerpos físicos y se trasladaron, a través de un "cordón fluídico", hasta nuestro satélite natural. Aunque en la sede terrenal la presencia de público era abundante, lamentablemente el acto no se transmitió por televisión. Sin embargo, el periódico "Espiritismo", órgano oficial de la Escuela, nos legó una detallada, emocionante y descarnada –nunca mejor dicho– descripción del histórico viaje:

(Hermano Lalo, dirigiéndose a sus dos compañeros): –"Vamos, vamos, avanzando los tres juntos, sin apurarse, despacito, no se vayan muy lejos de mí, sigan cerca de mí, vamos, hay mucho por recorrer, vamos, apuremos. ¿Qué ven delante de ustedes? ¡Qué grande! ¡Qué inmenso!". 

A continuación, el Hermano Lalo nos cuenta que hay cráteres, y mucho polvo. No hay agua, ni ningún ser vivo a la vista. –"Todo es más gris de lo que se ve desde la Tierra", afirma, un poco decepcionado.

–"No se vayan adentro de la Luna, más acá, no se apuren", el Hermano Lalo tiene que refrenar así el entusiasmo de sus dos jóvenes acompañantes.

–"¡Qué extraño, está lleno de cosas el espacio, de rocas de piedra! Parece que el espacio estuviera lleno de objetos", exclaman los tres espirinautas frente al panorama que se despliega ante sus ojos espirituales.

–"¿Están cansados ustedes? Sí, están cansados, volvamos ¿no?", zanja por fin, prudentemente, el Hermano Lalo. Minutos después, los tres viajeros retoman el "cordón fluídico" por el que habían ido y vuelven a ocupar sus cuerpos materiales en la filial de la Escuela Científica Basilio de Mar del Plata.

Todo esto ocurrió exactamente seis horas antes del alunizaje del Apolo 11. 

Luego vendría la historia conocida: el módulo Eagle posándose sobre el Mar de la Tranquilidad, el paseíllo lunar de Armstrong y Aldrin, la bandera americana, la emoción de los técnicos de la NASA, todo retransmitido en directo a las pantallas del mundo entero. Todo seis horas después del paseo por la Luna del Hermano Lalo y sus dos valientes acompañantes.

A veces la Historia es tremendamente injusta.

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