Dos pequeños grandes libros
En la prestigiosa sección de recomendaciones literarias de La Caja Negra tenemos hoy el placer de presentar dos pequeñas obras maestras: un par de novelitas cortas, distantes en el tiempo (una es de 1922, la otra de 1996), pero que podemos agrupar bajo el rótulo de novela de género metafísico-festivo, rótulo que me acabo de inventar, para mayor gloria de esta sección.
Empecemos por los mayores: Karel Capek escribió La Fábrica de Absoluto como un folletín por entregas para un periódico de Praga, a lo largo de 1922. En una factoría se pone en funcionamiento un motor atómico (sí, ¡en 1922!) capaz de generar energía ilimitada. Esta especie de carburador consume materia, pero en el proceso libera... Absoluto. Puesto que Dios está en todas las cosas, y su presencia se encuentra en cada átomo, al disgregar el motor la materia hasta suprimir los átomos que la componen, se libera una cantidad de Dios en estado puro, como un gas tóxico que pronto va invadiendo los alrededores de la fábrica y se va expandiendo por la ciudad entera. El resultado: una pandemia de misticismo, santidad, milagros, iluminaciones y levitaciones repentinas, una auténtica plaga de beatitud que acaba contagiando a toda la población y desencadenando el surgimiento de cientos y miles de nuevas religiones, credos, gurúes, santones, dogmas, conversiones y doctrinas, con el catastrófico desenlace que ya nos podemos imaginar.
Pasemos a la otra, Las Curas Milagrosas del Doctor Aira, una novela de casi cien páginas de ritmo frenético, escrita por el argentino César Aira en 1996 y publicada dos años después por una pequeña editorial independiente. Su protagonista, el doctor Aira, ha desarrollado un método infalible para curar cualquier tipo de enfermedades: sus famosas curas milagrosas de las que ya se habla en toda la ciudad. Sólo hay un pero: en doctor Aira todavía no ha aplicado su método a ningún paciente. Un médico rival convertido en su archienemigo, el doctor Actyn, intentará acabar con su prestigio demostrando que las "curas milagrosas" son un fraude y, para ello, le pondrá al protagonista mil y una trampas (repentinos enfermos terminales que se cruzan en su camino...) para intentar desenmascararlo. En las últimas páginas, el doctor Aira accederá a realizar una cura milagrosa a un paciente. El desenlace, que no voy a desvelar, es uno de los finales más redondos que se pueden encontrar en la literatura reciente.
La Fábrica de Absoluto, de Karel Capek, está editado por Minotauro, en un volumen que también incluye la obra de teatro RUR.
Las Curaciones Milagrosas del Doctor Aira es de Ediciones Simurg.
Empecemos por los mayores: Karel Capek escribió La Fábrica de Absoluto como un folletín por entregas para un periódico de Praga, a lo largo de 1922. En una factoría se pone en funcionamiento un motor atómico (sí, ¡en 1922!) capaz de generar energía ilimitada. Esta especie de carburador consume materia, pero en el proceso libera... Absoluto. Puesto que Dios está en todas las cosas, y su presencia se encuentra en cada átomo, al disgregar el motor la materia hasta suprimir los átomos que la componen, se libera una cantidad de Dios en estado puro, como un gas tóxico que pronto va invadiendo los alrededores de la fábrica y se va expandiendo por la ciudad entera. El resultado: una pandemia de misticismo, santidad, milagros, iluminaciones y levitaciones repentinas, una auténtica plaga de beatitud que acaba contagiando a toda la población y desencadenando el surgimiento de cientos y miles de nuevas religiones, credos, gurúes, santones, dogmas, conversiones y doctrinas, con el catastrófico desenlace que ya nos podemos imaginar.
Pasemos a la otra, Las Curas Milagrosas del Doctor Aira, una novela de casi cien páginas de ritmo frenético, escrita por el argentino César Aira en 1996 y publicada dos años después por una pequeña editorial independiente. Su protagonista, el doctor Aira, ha desarrollado un método infalible para curar cualquier tipo de enfermedades: sus famosas curas milagrosas de las que ya se habla en toda la ciudad. Sólo hay un pero: en doctor Aira todavía no ha aplicado su método a ningún paciente. Un médico rival convertido en su archienemigo, el doctor Actyn, intentará acabar con su prestigio demostrando que las "curas milagrosas" son un fraude y, para ello, le pondrá al protagonista mil y una trampas (repentinos enfermos terminales que se cruzan en su camino...) para intentar desenmascararlo. En las últimas páginas, el doctor Aira accederá a realizar una cura milagrosa a un paciente. El desenlace, que no voy a desvelar, es uno de los finales más redondos que se pueden encontrar en la literatura reciente.
La Fábrica de Absoluto, de Karel Capek, está editado por Minotauro, en un volumen que también incluye la obra de teatro RUR.
Las Curaciones Milagrosas del Doctor Aira es de Ediciones Simurg.
7 comentarios
Wilbur Mercer -
En cuanto a si Metrópolis llegó a ser una novela, la verdad es que no me suena, pero no estoy seguro...
Si te interesa el tema de la mujer artificial, te recomiendo un ensayo de Pilar Pedraza, "Máquinas de amar. Secretos del cuerpo artificial", también editado por Valdemar.
Un saludo
Isabel Dhampir -
bubastis -
Hilario -
Gracias por la recomendación.
Leonardo Simons -
wilbur mercer -
Nadie -
Y una pregunta: ¿Este tal Aira es una persona REAL o es una factoría? Porque cada semana descubro OTRO nuevo libro suyo.