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lacajanegra

Si Freud levantara la cabeza...

Si Freud levantara la cabeza...

Phil Dick escribió Los Clanes de la Luna Alfana (Minotauro) en tres semanas, en maratonianas jornadas anfetamínicas. Desarrolló dos tramas paralelas, y puede uno imaginarse lo que debió sudar para conseguir entremezclarlas. El plazo de entrega se le echaba encima. Finalmente consiguió unir todo aquello, o casi, y lo remató con uno de los peores finales de toda la historia de la literatura. Un inexplicable final feliz.

Esta dudosa obra maestra es, sin embargo, una de mis favoritas de las muchas que escribió el maestro. Parte de una premisa sencillamente irresistible: el gran aumento de enfermos mentales en una superpoblada Tierra del futuro lleva a sus autoridades a poner en práctica un plan audaz: utilizar una de las lunas habitables del sistema Alfa Centauri como gigantesco manicomio, enviando allí como colonos a todos sus lunáticos y perturbados. Pero la Tierra pierde el contacto con el satélite, y la colonia va prosperando abandonada a su suerte. Cuando décadas después la madre Tierra envía una misión tripulada para restablecer el contacto, descubren que sus habitantes se han organizado en una especie de sociedad de castas, determinadas según una enfermedad mental específica. Así tenemos el clan de los Pares (paranoicos), los Deps (depresivos), los Manses (maníacos), los Polis (perversos polimorfos), los Obcoms (obsesivo-compulsivos), los Esquiz (esquizofrénicos), los Hebes (hebefrénicos)...
En el primer capítulo (quizás el más logrado), los representantes de todos los clanes se reúnen en un Consejo para organizar la defensa del planeta ante la nueva amenaza que se cierne sobre su pacífica comunidad: una nave de la lejana Tierra se acerca, portando en su interior una carga inquietante: un contingente de psicólogos.

Lamentablemente, promediando la novela empieza a ganar terreno la trama paralela que desarrolla la relación entre la terapeuta jefe de la misión y su marido, ambos un trasunto del propio matrimonio Dick. El libro acaba convirtiéndose en un auténtico “psicodrama” para el autor, que por esa época acudía a la consulta de un psiquiatra junto a su esposa Anne (cada uno trataba de convencer al doctor de que el otro cónyuge estaba loco. Ganó Dick, y acabaron encerrando a Anne en el loquero por una temporada).

Los Clanes de la Luna Alfana es una novela fallida, pero genial. El habitual “tema” de Dick, poner en duda la realidad de lo convencionalmente aceptado como “real”, se transforma aquí en un cuestionamiento de los sinuosos parámetros de la normalidad y la cordura.
Lástima el final feliz...

1 comentario

nadie -

Bastante típico del amigo Dick.
Una idea brillante que se pierde y se diluye entre historias paralelas. Un ejemplo perfecto del triste resultado que da las mezclar anfetaminas con psicoanálisis y catolicismo.
Pero aún así estoy de acuerdo que el cabrón era un genio.