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El E-Metro: la primera Máquina Religiosa.

El E-Metro: la primera Máquina Religiosa.

El E-Metro: la primera Máquina Religiosa.

¿Acaso nadie imaginó alguna vez que en el futuro las iglesias podrían acabar instalando confesionarios automáticos computarizados? Nos acercaríamos, con gesto contrito, a una máquina con lucesitas de colores, depositaríamos una moneda y, después de contarle nuestros pecadillos el sonido eléctrico de una voz grabada, como la de las expendedoras de tabaco, nos penalizaría con dos padrenuestros y tres avemarías. ¿Por qué no? si ahora mismo en casi todas las catedrales de Europa podemos encender, previo pago, un seudo-cirio a un santo, una bombillita eléctrica con forma de vela, con la total garantía de que el santo en cuestión no notará la diferencia...

Resulta que el futuro ya está aquí, como dicen en los anuncios: la Iglesia de la Cienciología, siempre a la vanguardia y haciendo honor a su nombre, ha diseñado la que sin lugar a dudas es la primera máquina religiosa de la historia: el Electropsicómetro, “e-metro”, para los amigos, capaz de medir, con precisión científica, el estado espiritual de una persona.

Ya os preguntaréis como funciona esta maravilla, este sagrado electrodoméstico cienciológico. Empecemos por el principio: Ron Hubbard desarrolló allá por los años cincuenta una serie de técnicas de control mental a las que dio el nombre de Dianética, o “ciencia moderna de la salud mental”. Estas primeras publicaciones se convertirían en los Textos Sagrados de la iglesia que fundará, a partir de la aplicación de dichas técnicas.
Paralelamente desarrolla el Electropsicómetro, un artilugio con el que los modernos sacerdotes de Cienciología (llamados “auditores”) pueden “monitorizar” a sus feligreses. El fiel devoto toma asiento frente al Auditor apretando entre las manos un par de electrodos, conectados mediante un cable al cuerpo del aparato. Mientras va contestando a las preguntas que le hace el Auditor, un flujo de energía eléctrica de bajo voltaje pasa a través de su cuerpo y hace oscilar la aguja del panel de control del e-metro.

Y es que aquí llegamos al gran descubrimiento de Hubbard: partiendo de la base de que los pensamientos son impulsos eléctricos, el Padre de la Cienciología postula que hay un tipo de pensamientos, los pensamientos “turbios”, que tienen una masa asociada a la energía eléctrica. Es decir, por un lado tendríamos pensamientos “puros”, limpios, positivos, que estarían formados sólo por energía, y por otro pensamientos “enturbiados”, que formarían áreas de angustia o aflicción espiritual, constituídos por energía mas masa. ¿Qué sucede entonces cuando el flujo de electricidad descargado por el e-metro recorre el cuerpo del feligrés? Sucede que choca contra esa masa, encuentra una resistencia, una alteración en el voltaje, que se refleja en la oscilación de la aguja lectora del aparato.
Sorprendente ¿verdad?. Y es que la ciencia avanza que es una barbaridad.

Una sesión con el e-metro les recordará a muchos aquella escena de Blade Runner en la que Harrison Ford utilizaba un sistema, el “test de Voight-Kampf”, para determinar si la persona entrevistada era un ser humano o un replicante. No por casualidad Hubbard (que llegó a utilizar el e-metro para auditar tomates) era escritor de ciencia ficción antes de fundar la iglesia más lucrativa que el mundo haya visto jamás.
Los más suspicaces dirán que el e-metro se parece sospechosamente a un detector de mentiras simplificado y ligeramente “tuneado”, que la máquina ya estaba inventada y se llama polígrafo. Bueno, ¿y qué? ¿acaso no es la Cienciología un curso de autoayuda ligeramente “tuneado” también? Todo ya estaba inventado, de acuerdo. La originalidad está en haberle dado un sentido religioso al asunto.
Porque el Cielo que promete la Cienciología es el cielo del Éxito: elimina la energía enturbiada de tu mente y desarrollarás una mayor capacidad para triunfar, para tener éxito, para ser un tomcruise y tocar el Cielo con las manos. No lo hagas y seguirás toda tu vida siendo un wilburmercer, un pringado, un infeliz en el Infierno de los perdedores, un triste, un looser.
Y en el centro de esta Operación Triunfo de proporciones bíblicas destaca, moderna y eficaz, una herramienta: el e-metro, la primera Máquina Religiosa de la historia.
¿A qué esperas? Dile a tu papá que te lo compre!!