Blogia
lacajanegra

La verdad sobre los OVNIs

La verdad sobre los OVNIs

La verdad sobre los OVNIs

“Los platillos volantes existen, claro que sí, pero no vienen de otros planetas. Los construímos nosotros”.

Esta sorprendente revelación nos viene de boca de un anciano nacionalsocialista, rememorando sus tiempos de oficial del Tercer Reich. Afirmaciones como ésta pueden parecer chocantes a primera vista, pero el caso es que no ignoramos que los primeros avistamientos de OVNIs se registran a partir de 1947, y nunca antes.

Sabemos que los aliados tenían noticias, hacia el final de la guerra, del desarrollo de extraños “aviones circulares” propulsados por un motor giratorio central.

Sabemos que las primeras noticias en la prensa mundial referidas a estos avistamientos no dudaban en identificarlos como “armas del enemigo alemán”.

Muchas de estas primeras noticias mencionan que los aparatos avistados lucían la svastica en su reluciente superficie.

En 1950, un comerciante de cereales californiano tuvo la oportunidad de ver de cerca a un par de ocupantes de uno de estos platillos, que había tomado tierra en el linde de su propiedad, y declaró que dichos tripulantes se comunicaban “en perfecto alemán”.

Sin embargo, comenzada la década de los cincuenta, se deja de mencionar a los nazis y toman popularidad en la prensa las versiones del supuesto origen extraterrestre de los misteriosos discos volantes. Una evidente maniobra distractiva de la inteligencia americana. Pero, ¿qué pasó con los OVNIs de Hitler?

Se ha fantaseado mucho con que el Tercer Reich habría llegado a establecer una base en la cara oculta de la luna, muchos años antes de la llegada de los americanos al satélite. Absurdo, desde luego. Una explicación más razonable nos dice que los platillos volantes fueron trasladados por el Reich a una base en la Antártida, desmontados y transportados en submarinos plegables (también se encontraron planos de estos ingenios al finalizar la guerra). El Reich seguiría así, a traves de una élite de las SS, operando en el Polo Sur, desde el que se llevarían a cabo periódicamente vuelos de estudio sobre Europa y América, que serían tomados erróneamente como de origen extraterrestre.

Yo recuerdo un comic del pato Donald que leí de niño: el pato y su familia viajaban a la Antártida y se encontraban con una civilización de pingüinos evolucionados. Los pingüinos manejaban una tecnología más avanzada que la del hombre (bueno, que la del pato) basada en el dominio de una misteriosa energía. Se afirma que los nazis andaban a la búsqueda del dominio de una energía total a la que llamaban “vril”. Se dice que hacia el final de la guerra podrían haber descubierto y dominado esta energía. Corría el rumor de que los platillos volantes del Tercer Reich utilizaban un sistema antigravitatorio impulsado por un “motor a implosión”, ecológico y eficaz, desarrollado por el científico alemán Viktor Schauberger, en detrimento del judaizante motor a explosión.

Volviendo a la Antártida, puede que los pingüinos evolucionados acabaran a la larga pilotando los OVNIs nazis. Puede que ya exista un Cuarto Reich de pingüinos nacionalsocialistas superdesarrollados que nos vigilan, esperando el momento de entrar en acción. Y cuando ese momento llegue, nos pillarán distraídos mirando estúpidamente hacia Marte.