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El hombre que pudo haber cambiado al fútbol

El hombre que pudo haber cambiado al fútbol

El hombre que pudo haber cambiado al fútbol

En La Caja Negra no somos muy dados a los deportes. Si, como espectador, tengo que inclinarme por uno, me quedo con el Deporte Rey: la lucha femenina sobre el barro. Pero el caso es que algunas de estas disciplinas juegan hoy por hoy un importante papel: fabrican ídolos y mueven millones. Por eso quiero traer hoy a la memoria a ese gran olvidado: el fútbol.

Este juego, inventado por los ingleses, de lento desarrollo y pobres resultados, siempre estuvo lastrado por reglas absurdas que contribuyeron a su merma de atractivo. Para muestra un botón: El equipo que consigue meter el balón en el espacio comprendido entre los palos de la portería –espacio de considerables dimensiones– puntúa como un tanto, o “gol”. Sin embargo, si el jugador acierta a dar en el poste con un disparo certero, algo evidentemente de mayor dificultad... ¡¡no puntúa nada!! El sentido común aconsejaría premiar esta acción con un doble tanto por lo menos, y un tanto simple si sólo entra entre los palos. Pero no.

Consciente de estas deficiencias, el astrólogo, mago y visionario argentino Xul Solar planteó, en 1947, una ambiciosa reforma del juego. La variación se dio en llamar Fútbol Multiplicado.

Alejandro Xul Solar es conocido internacionalmente como un personalísimo artista plástico. Pero también fue un inventor e innovador incansable. Erudito de múltiples saberes y maestro de variadas disciplinas, discípulo e iniciado en París en las artes ocultas por el mismísimo Aleister Crowley en 1924, reformó asimismo el ajedrez, creó un idioma universal que es el único en el mundo que no practica ningún hablante, desarrolló 365 religiones, una para cada día del año, y propuso cambios en el diseño de la anatomía humana, con el fin de mejorar su funcionalidad, entre otros logros.

El Fútbol Multiplicado de Xul Solar planteaba subdividir el campo de juego en doce áreas paralelas, parceladas a su vez en sectores numerados. Desplazándose en ellos según reglas precisas, los respectivos equipos contendientes pondrían en juego simultáneamente cinco balones. Ya podemos imaginar la inagotable variedad visual que se le ofrecería al espectador con los jugadores moviéndose incesantemente por entre este complejo entramado de sectores en los que deberían mantenerse en juego todos los balones a la vez sin llegar a solaparse ni mezclarse en una misma zona. ¡¡Las posibilidades combinatorias se multiplicarían exponencialmente!! Incluso cabría la posibilidad de introducir un jugador “comodín” en cada equipo, que como consecuencia de una acción determinada durante el desarrollo del encuentro pasara automática y sorpresivamente a jugar para el equipo contrario, sumando emoción y atractivo al desarrollo del juego.

Calculemos que si ahora mismo un entrenador argentino es capaz de escribir un libro a partir de un juego que emplea un solo balón y utiliza reglas infantiles, ¡qué no sería capaz de desarrollar a partir del Fútbol Multiplicado!

Pero lamentablemente la innovación de Xul Solar no prosperó, y desde entonces el fútbol fue iniciando una lenta decadencia y perdiendo progresivamente el interés. Hoy en día los jugadores viven mayoritariamente de la venta de productos comerciales con su imagen y acaban sus días convertidos en empresarios o, peor aún, en periodistas. A veces, la humanidad equivoca el camino, y luego pasa lo que pasa.