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Lecturas de verano: Marte Ataca!

Lecturas de verano: Marte Ataca!

Lecturas de verano: Marte Ataca!

Ahora que los marcianos vuelven, dispuestos a destrozar la familia de Tom Cruise y el mundo civilizado, en ese orden, no está de más desempolvar este clásico de todo un subgenero de la ciencia ficción: la invasión del “marciano malo”.
Marte Ataca! es de 1962, y fue la base de la película que Tim Burton hizo en 1996.
Pero no es un libro, al menos no en el sentido convencional: Marte Ataca! es una colección de cromos.

Esta apasionante historia de marcianos cabezones que disparan pistolas de rayos fue editada en EEUU por la Topps Co., como una colección de 55 cromos, dibujados por Norman Saunders y con textos de Len Brown.
Los cromos sólo circularon tres meses. la empresa distribuidora comenzó a recibir cartas de padres indignados, con comentarios del tipo “¿cómo les pueden vender esta basura a nuestros hijos?”. La compañía los acabó retirando de la circulación.
Pero ¿cuál es la historia que cuentan? Hay que aclarar que cada cartulina llevaba una ilustración por una cara, y un texto en el dorso, que iba desarrollando una historia con el clásico recurso del “continuará” de cromo a cromo: los habitantes de Marte deciden conquistar la Tierra para trasladarse a ella. Los platillos volantes siembran el terror arrasando todo a su paso con sus rayos destructores. Además, mediante un procedimiento científico, aumentan el tamaño de los insectos de la tierra a dimensiones increíbles, y éstos ayudan a los marcianos en su tarea de exterminio.

Hay que considerar también que se vendían en un paquetito que contenía tres cromos y un chicle. Es decir que la historia no se recibía de forma lineal, sino según iba tocando. Podíamos empezar por el final, o por el medio, y de a poco ir armando toda la historia, como un rompecabezas. Un procedimiento literario de vanguardia, digno de Joyce, Cortázar o Burroughs, si no hubiera ido ligado a la venta de chicles de fresa.
Las distintas situaciones que nos presenta cada cromo son un lujo de incorrección política: los marcianos, presentados como “una civilización más evolucionada”, achicharran sin miramientos a todo bicho que camina. Así, por ejemplo, en el cromo nº 9, titulado sugestivamente “Piras humanas”, podemos leer “[...] de pronto, una flotilla de platos voladores vomita sus fulminantes rayos. Caen los soldados, sus cuerpos retorcidos y en llamas quedan amontonados, formando una inmensa pira humana, ante los horrorizados ojos de los que están escondidos”. Cada cromo describe prolijamente las distintas formas de morir de los atribulados terráqueos: calcinados por los rayos, devorados por los insectos gigantes, aplastados por los edificios que se derrumban al paso del invasor.
Los marcianos, por su parte, muestran una cierta predilección por las mujeres terráqueas, especialmente por las rubias: “Una joven mujer, cansada, reposa entre sueños terribles. Sueña que un horrible ser se le acerca. Su sueño se hace espantosa realidad cuando, abriendo los ojos, ve junto a su lecho a un marciano que la aprisiona con sus garras. Su grito queda ahogado en su garganta”, leemos en el nº 16, “Una mujer raptada”.

Como toda colección de cromos que se precie, Marte ataca! también tenía su “difícil”. Aquella, la más deseada, la que nunca salía y por la que suspiraban los niños era la nº 36 (para la edición norteamericana, nº 34 para la sudamericana). La mítica “Un perro en llamas”, de toda la colección la más dotada de eso que hoy llamaríamos “violencia gratuita”: un marciano achicharra a un perrito ante la mirada atónita de su dueño: “Un niño, a quien acompaña su fiel perro, abandona momentáneamente el escondite. De pronto, un marciano los ve. [...] Oprime el gatillo de su arma y un rayo violeta hace impacto en el noble animal, que se estremece con su cuerpo convertido en llamas. Mientras el perro agoniza, el niño, apretando sus pequeños puños, da rienda suelta a su llanto de dolor e impotencia”.

La película de Tim Burton aprovecha este material para construir una sátira: el contraste entre los inescrupulosos marcianos y la sonriente y progresista sociedad new age californiana. Pero Marte ataca! los cromos, no es una sátira, ni tiene intención de mostrar contrastes: los terrícolas, una vez controlada la invasión, organizan un contraataque al planeta rojo. En la mejor tradición del ojo por ojo, las naves de la tierra caen sobre los marcianos hinchadas de bombas atómicas y, desde el cromo nº 44 hasta el final aplastan, trocean, queman y borran del mapa a toda la avanzada civilización marciana, hasta la explosión final del planeta.
Bueno, después de todo, ellos empezaron. ¿Un chicle?

Yo, para finalizar, no quiero dejar pasar esta oportunidad de soltar aquí una frase que siempre quise decir delante de algún grupo de cinéfilos de filmoteca: “Si, la película no está mal, pero me gustaron más los cromos”.