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Moldeadoras de grandeza: las Plaster Casters de Chicago

Moldeadoras de grandeza: las Plaster Casters de Chicago

Moldeadoras de grandeza: las Plaster Casters de Chicago

Cuentan que Miguel Angel, al acabar el David, golpeó la escultura con un martillo y le gritó “¡parla!”, tan perfecta era la obra que, parecía, solo le faltaba hablar. Algo así deben haber sentido las Plaster Casters al ver finalizada la que sin duda es su escultórica obra maestra: el pene erecto de Jimi Hendrix.

La que probablemente sea la artista más relevante en el panorama de la escultura del siglo XX, Cynthia Albritton (que luego pasaría a la inmortalidad bajo el nombre artístico de Cynthia Plaster Caster), creció como una tímida chica en el seno de una familia católica de Chicago, Illinois. Al terminar el instituto, decidió apuntarse a la carrera de arte en la universidad de su estado. Corría el año 1968, y en su clase, un buen día, el profesor encargó a sus alumnos una tarea para el examen de modelado, una tarea sencilla: “Hagan un molde en yeso de algo duro”. Cynthia, que por entonces tenía 19 años y aún era virgen, supo al instante sobre qué objeto duro realizaría el molde.

Lo primero que hizo fue crear un equipo, con una compañera llamada Dianne, llamado The Plaster Casters of Chicago (las Moldeadoras en Yeso de Chicago). Se pusieron a probar diferentes materiales y procedimientos, con la inestimable ayuda de sus amigos varones, y descubrieron que la mejor forma de sacar un molde de un pene en erección era llenando un vaso de coctelera con alginato, un material muy maleable que usaban los odontólogos para hacer los moldes dentales. Luego se procedía a sumergir el miembro en la mezcla y, una vez solidificado, el vaciado resultante se rellenaba con yeso, dando paso a la correspondiente estatuilla. 

Una vez afinado el proceso, las chicas imprimieron tarjetas de visita y, maletín en mano con sus herramientas de trabajo, salieron en busca del modelo vivo ideal. Esa misma semana llegaba a Chicago la Jimi Hendrix Experience, para participar en un show junto a otras bandas. Cynthia era una gran fan, así que sin pensárselo dos veces, abordó a los artistas en la puerta del hotel en donde paraban para contarles su idea. Hendrix, por supuesto, aceptó inmediatamente.

Una vez en la habitación, Dianne se ocupó de estimular al modelo hasta conseguir que se alzara en toda su majestad, y luego Cynthia procedió a sumergirlo en la coctelera. El resultado fue imponente. La primer obra de las Plaster Casters se convirtió a su vez en su indiscutible masterpiece. De hecho, un periódico independiente, describiendo el molde de Hendrix, llegó a llamarlo “el Penis de Milo”, por comparación con la célebre Venus de Milo, debido a su impronta clásica, que nada tiene que envidiarle a las antiguas obras maestras del arte griego.

El nombre y la reputación de las Plaster Casters corrió como la pólvora, de manera que a esta le siguieron muchas otras estatuillas, todas tomadas de los miembros de distintos miembros de afamadas bandas de rock (con una llamativa excepción: Kiss, que hasta llegaron a componer un tema llamado Plaster Caster, para dar a entender que ellos también habían pasado por la mágica coctelera de Cynthia, cosa que nunca ocurrió), hasta completar en la actualidad una espectacular colección conformada por setenta y siete obras, cada una de ellas con su personalidad, con su presencia única. Los escorzos, los elegantes contrappostos y la lograda expresividad de cada una de estas obras irrepetibles colocan, sin duda alguna, a las Plaster Casters en la cúspide de la escultura contemporánea, un enhiesto documento artístico para posteriores generaciones, y patrimonio cultural de la humanidad. 

Una obra no exenta de vicisitudes, sin embargo: en los años setenta unos amigos de lo ajeno entraron a la vivienda de Cynthia. Milagrosamente, entre todo lo que se llevaron no se contaban las estatuillas: a partir de entonces, la colección permaneció a buen recaudo en la caja fuerte del mánager de Frank Zappa, quien se ofreció amablemente a custodiarla. Pero pasado el tiempo este se negó a devolver las obras, tan enamorado estaba de ellas, y Cynthia Plaster Caster tuvo que recurrir a un juez para recuperarlas. 

Desde entonces, nuestra artista no se estuvo quieta: En el año 2010, Cynthia formó una plataforma política, The Hard Party (el partido duro), con la que se presentó como candidata a la alcaldía de Chicago. No logró, sin embargo, ganar las elecciones. Pero su actividad artística no se detuvo, y en el 2017, sus obras llegaron, por fin, a las salas del célebre MoMA PS1, en Queens, en lo que supuso su consagración definitiva en los altares del arte.

Pero volvamos al comienzo de nuestra nota: aunque las comparaciones son odiosas, debemos afirmar, a manera de conclusión, que la obra maestra de las Plaster Casters, el pene de Hendrix, es tan grande como El David de Miguel Angel. De hecho, es más grande, si lo comparamos con la parte correspondiente de El David.
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